Nuestro compañero clarinetista Daniel Maldonado Domínguez ha sido seleccionado para actuar como solista junto a la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Superior de Música «Manuel Castillo» de Sevilla.
Seleccionado mediante un proceso de audición con tribunal celebrado el pasado 20 de marzo, se presentaron instrumentistas de otras especialidades como trompa, fagot, oboe, percusión, violín, flauta y violonchelo. Como resultado de dicha prueba, obtuvo el primer puesto con una calificación de 9.6 puntos.
El concierto se celebrará el miércoles 26 de marzo de 2014 a las 20 horas, en el Auditorio de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla. La obra a interpretar será el Concierto para clarinete y orquesta del compositor americano Aaron Copland.
Desde esta publicación mostramos nuestra felicitación a un magnífico músico y compañero de la Capilla Musical Pasión.
Incluimos unas notas sobre la obra mecionada:
Durante el proceso creativo del concierto para clarinete el maestro Copland tuvo diferencias con Benny Goodman, ya que en algunos pasajes, especialmente en la cadencia del primer movimiento (que es la parte donde el solista muestra sus habilidades en solitario) Benny Goodman eliminó las notas mas agudas, ya que podían comprometer la interpretación del solista, por lo que la obra fue revisada hasta que finalmente estuvo lista para su estreno.
El concierto está compuesto por dos movimientos ligados por la cadencia o solo del clarinete y tiene grandes influencias del jazz, la música clásica, así como de música de otras partes del continente americano como el mismo Copland lo describe:
La obra es una fusión de elementos inconscientes relacionados con la música popular del Norte y el Sur de América, por ejemplo una frase de una canción popular brasileña que escuché en Río de Janeiro en 1947 se incrustó en el material secundario de mi concierto.
El éxito del concierto para clarinete de Aaron Copland tras su estreno el 6 de noviembre de 1950 fue enorme e inmediatamente se convirtió en uno de los símbolos de la música de los Estados Unidos de América en el siglo XX.
Escuchar los delicados sonidos del clarinetes con las sutilezas más exquisitas por parte de las cuerdas en el bellísimo primer movimiento es como viajar por un bosque al pasar la lluvia; la paz y quietud que refleja esta música nos transporta por los más expresivos paisajes hasta llegar a un lúdico final que nos recuerda que la vida contiene una gama de “sonidos” y “melodías” que podemos combinar de manera infinita y en este arte, tal vez se encuentre el secreto de saber vivir.